domingo, 4 de marzo de 2007


Todos los días y a lo largo de el, estamos en contacto e interacción con objetos, objetos en la oficina, los electrodomésticos en la casa, computadoras en la escuela, puertas que hay que identificar hacia que lado se abate la bandera, también estamos en contacto directo con los espacios, y que decir en lo que a la vista se refiere, vemos carteles, señales de tránsito, simbología que nos indica la ruta de evacuación en la escuela, la oficina, el color y forma de los botones para navegar en una página Web, etc.

Bonsiepe presenta una reflexión en su lectura del objeto a la interfase y pone de manifiesto la manera en como han ido cambiando los procesos de diseño, desde la época donde la productividad, la racionalización y estandarización eran las bases del discurso proyectual, y de cómo por el lado del diseño industrial se le ha juzgado erróneamente como un “elemento cosmético” por encima de la parte funcional, siendo que la funcionalidad del producto algunas veces va de la mano con la funcionalidad estética, y considerando que los productos feos están considerados como mal diseño, es algo relevante a tomar en cuenta no solo en el diseño industrial, sino también en el gráfico y el arquitectónico, ya que la cuestión visual estética en el diseño, es el primer contacto que el usuario tiene con el mismo, lo que se convierte automáticamente en la primer interfaz entre el objeto, la imagen y el espacio, con el usuario u observador. Ya que a final de cuentas, en una de las primeras cosas que pone a consideración para la adquisición de algún producto (en este caso refiriéndose al diseño industrial) son los atributos estéticos, aspecto y forma.

Para comprobarlo basta ver que es lo primero en que ponemos atención al adquirir un nuevo teclado para la computadora o un teléfono celular, primeramente, la apariencia, el tamaño de las teclas, la fácil identificación de las letras y números, la suavidad y comodidad al momento de presionarlas, ya que finalmente, serán estas el primer punto de interacción entre los dedos del usuario y el objeto. En este momento en que existe una interacción directa y física entre las partes (usuario, el artefacto y el objeto de la acción) se dice que tiene lugar una interfaz. Los diseñadores actuales, han puesto gran empeño en desarrollar interfases afectivas, amigables y que permiten una muy fácil interacción y comunicación entre el usuario y el objeto, ya que en gran parte de esto, depende el éxito de algún producto.

Así pues, el proceso de diseño actual ya no es como antes, ahora se enfatiza y se le da prioridades a disciplinas como la Ergonomía, el diseño industrial, el diseño gráfico, con el único objetivo de que los usuarios no gasten energías de más a la hora de interactuar con la interfaz del producto, como por ejemplo enfrentarse con los códigos visuales del teclado del horno de micro ondas para un usuario que carezca de habilidades para entender la abstracción de los símbolos propuestos impresos sobre los incómodos, duros y muy juntos botones que al momento de querer presionar uno se presionan dos a la vez, o la jaladera del horno el cual tiene impresa una flecha hacia arriba cuando que la puerta se tiene que jalar hacia el frente donde está parado el usuario.

Por el lado del diseño de información, la creación de interfaces se ha visto cada vez más necesaria, para disminuir los recursos cognitivos necesarios para el entendimiento de mensajes, señales, decodificación de información, etc. Uno de los objetivos es generar un acoplamiento estructural, cuando los artefactos están conectados con el cuerpo humano, logrando una acción eficaz entre ambas partes.

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